sábado, 12 de noviembre de 2016

Carta a Clara

         enamoran... Clara,  por qué somos tan débiles de aceptar lo que quieren todos?  Por qué no admitís que me extrañás y te venís conmigo uno días... Tomamos unos mates,  te toco algunas canciones, nos tiramos en el pasto como lo hacíamos antes, y disfrutamos un poco las estrellas sobre nosotros. Basta de tanto artificio Clara... 
No puedo,  de verdad que yo no puedo ignorarte,  es que te tengo tan en mi sangre,  en mi alma...  Tan en mis gestos,  en mi vida y mis cosas... y sobre todo en mi cabeza,  todo el tiempo aparecés y desaparecés. Aparecés tantas horas,  y desaparecés breves trágicos minutos de distracción aparente. Por ahí me siento tranquilo porque creo que ya no va a volver asomarse tu nombre en mi mente,  pero de repente con cualquier cosa aparecés Clara,  aparecés y me desespera... y con cosas que en realidad no tienen nada que ver con vos,  pero a veces las cosas menos relacionadas son las que más te involucran. Hasta los árboles me recuerdan a vos cuando los mirabas...
Es horrible pensarte sin verte Clara,  sin tocarte,  sin sentirte.  Es terrible extrañarte de la manera en que te extraño.  Dejemos de lado la maldita nueva forma del amor,  seamos rebeldes y nos amemos como de verdad nos gustaría hacerlo. Seamos rebeldes y digamos lo que sentimos,  que nuestra ley sea esa Clara, decir lo que sentimos y sentir lo que decimos. Te quiero rebelde,  rompiendo esquemas de indiferencia por orgullo. Te espero clara, para tomar unos mates como te gustan a vos y reírnos un poquito de esta vida. Te espero para abrazarte. 
No me basta con que tengamos sólo un cielo en común,  tengamos también una historia.   

(Tu)Rafael 

martes, 20 de septiembre de 2016

Lo que nos rodea

Amamos paisajes, libros, canciones, animales. Amamos momentos, cosas,  lugares. 
Amamos silencios, sonidos y música. Amamos sin saber que estamos amando, sin saber que estamos enamorados. Amamos con locura aquello que nos apasiona y amamos con dolor aquello que nos provoca nostalgia. 
Nos desenamoramos de películas cuando descubrimos la verdadera historia, y lloramos con libros que nos cuentan cuentos a los que nos aferramos y siempre terminan.
Amamos el sol cuando pega de frente, el viento cuando se lleva las hojas,  el cielo cuando permite ver las estrellas, las nubes cuando no llueven. 
Amamos la soledad aunque odiemos estar solos. Amamos la vida aunque la critiquemos. Amamos olores, texturas, colores. Amamos la velocidad del tiempo aunque a veces nos detengamos.  Amamos los recuerdos y las aspiraciones futuras.  Amamos el miedo aunque nos desespere. Amamos soñar realidades imposibles, y vivir sueños existentes. Amamos lo que nos rodea aunque no nos conformemos. Amamos el loco mundo en el que vivimos.


Si sentimos que no estamos enamorados, es porque pensamos solamente en personas, sin saber que el amor también está en las cosas que nos hacen sentir vivos.


Chari Ahumada.-

sábado, 3 de septiembre de 2016

Un cielo en el cielo

Tantas palabras amontonadas en un rincón de los pensamientos y los pensamientos son nubes que dan vueltas y vueltas en nuestra cabeza. Y cada tanto llueven palabras, palabras lindas, feas, malas, buenas, palabras tontas, palabras tristes. Y a esas lluvias no las podemos controlar, es que son tan ajenas a nosotros que nos inundan cuando la nube se derrumba sobre uno. A veces queremos esquivarlas y abrimos paraguas para no mojarnos de esos pensamientos, de esas tormentas.                 
Todos tenemos algo que nos lastima adentro nuestro, algo que no siempre sabemos bien qué es. Y los pensamientos,  que no los podemos controlar,  como el cielo que no controla a las luces que brillan, sólo las deja brillar, ni tampoco controla la velocidad de las nubes,  no las apura,  sólo las deja ir lentamente dando la vueltas al mundo.  Entonces somos un cielo,  un cielo lleno de estrellas,  que a veces no se ven porque las nubes las esconden,  y nos nublamos de tormentas. Y vamos buscando la luna, todo el tiempo buscando la luna para sentirnos mejor...Y cuando vemos la luna, entendemos que brilla pero su luz no es propia,  la luna depende del sol para brillar,  y sin embargo nunca se encuentran,  y en ese raro momento en el que se encuentran a veces, sin querer, el sol se va apagando o escondiendo,  y la luna apenas aparece blanca pero sin luz, porque necesita del sol para encenderse. Y así somos nosotros,  todos tenemos un sol que nos ilumina, un sol que nos da la luz que reflejamos. Pero a veces nuestro cielo se torna oscuro y no hay luz, ni luna, ni estrellas,  sólo hay nubes y tormentas... Y las palabras,  esas palabras horribles que nos llueven y nos ahogan,  y hasta a veces nos hacen llorar.  Pero siempre después de las tormentas,  al final sale de nuevo el sol,  o la luna,  o las estrellas.. Y somos todo al mismo tiempo que no somos nada.  
 Es necesario que llueva de tanto en tanto para que cuando brillen luces en nuestro cielo la sepamos valorar, porque somos un cielo con nubes llenas de palabras que nos ahogan en tormentas, y al mismo tiempo estamos en un cielo donde cada uno tiene su sol del que depende para brillar,  entonces todos somos luna,  pero al mismo tiempo siempre vamos a ser el sol de alguna luna.  

sábado, 4 de junio de 2016

Humana Sensación

No podía, no quería entenderlo... No paraba de sentirlo y le asustaba...  No sabía qué era...  Le invadía la negación en la máxima expresión de la palabra. Lloraba sin saber por qué y sin intención de saberlo,  reía y se olvidaba,  volvía el recuerdo y se desvanecía sobre su propia sombra,  sobre su propio infierno. Sin más cielos para volar,  sin más mares para naufragar,  sintiéndose pérdida,  sin poder distinguir el camino de bajo de sus pies... Pensaba que tal vez un signo de libertad era sentarse a ver pasar la vida desde donde más nos guste,  desde donde nuestros ojos más lindo vieran el mundo. Pensaba en que estamos tan llenos de ganas de vivir que no nos damos cuenta de hacerlo,  y tenía tantas preguntas sin respuestas que lloraba dejando morir sus lágrimas en un abismo sin fin. 

"La vida no es más que una sensación", pensaba mientras sentía una mezcla de dolor con felicidad, esa combinación de emociones que a muchos les pasa cuando las dudas lo atormentan... No es culpa de nadie no saber qué hacer, no es culpa de nadie no entender nada... Pero que feo es no entender. Pero que feo es perderse y no encontrarse,  y sin querer no parar de auto-inventarse, queriendo ser algo que no es,  pretendiendo cambiar.. Y seguir siendo lo que no somos pero deseando lo que nos gustaría llegar a ser... Porque a veces somos el sueño de lo que no pasa,   la emoción del anhelo inalcanzable, lo que algún día quizá, podría pasar. Pero la sensación de la vida,  la sensación de vivir nos agota y nos frena,  y en vez de avanzar retrocedemos y en vez de movernos nos paralizamos, y nos vamos arruinando por dentro,  de adentro para afuera hasta poco a poco convertirnos en luz,  y entonces la vida es una sensación constantemente del querer ser y no del somos.

Humana sensación de vivir,  confundido,  atrapado,  enredado.. Queriendo salir sin darnos cuenta que ya estamos afuera. contradictorios y patéticos, pero esa es la sensación.

Chari Ahumada.-

lunes, 25 de abril de 2016

Encontrándome


Estaba buscandome en todas partes, en los libros, en los diarios, en las fotos... a través de una ventana abierta al paisaje más cercano... Me buscaba para entender quién era, qué quería, qué aparentaba...

Me buscaba para saber mi camino (si es que existía un camino), mi vida o mi posible destino... Era yo misma la que me buscaba para entenderme, para quererme.  
Me buscaba donde había mucha gente, me buscaba ocupando un lugar o simplemente siendo una más, me buscaba triunfando y me encontraba cayendo y volviéndome a parar, me buscaba con quien yo era feliz y con quien sufría... Me buscaba dudando de la vida, de la gente, de las descripciones de las cosas que nunca vi... Me encontré en varios lugares y en otros me sigo buscando. 
Me encontré llorando con una flor en la mano contando posibilidades, me encontré en un cielo lleno de verdades llorando mentiras, me busqué en los árboles sin hojas y me encontré volando ... Me busqué en mis amigos y me encontré en los errores de cada uno siendo un espejo, me busqué en mi familia y me encontré amando incondicionalmente... Me busque en los sentimientos y me encontré pérdida.  
Es necesario buscarse de vez en cuando para encontrarse y saber qué somos y a donde vamos, lo que queremos y para qué estamos. Me encontré rota en mil pedazos y también me encontré brillando.
Me encontré ciega desorientada, y firme en un camino incierto, caminando sin dirección hacia todas las direcciones bajo una luna imaginaria, bajo un cielo triste de estrellas rotas de amor. Me encontré desperdiciando valiosas lágrimas en personas que no me querían, en historias pasadas que no alcanzaron a tener un final concreto.
Me encontré en una sonrisa inmaculada, en un abrazo inesperado, en los consejos que ignoraba, en las palabras mágicas...  me encontré festejando triunfos anticipados, creyendo en miradas falsas, confiando en palabras de papel. Me busqué en cada cosa porque en todos lados a veces podemos encontrar una parte nuestra, algo que no sabemos que sí somos. Me busqué en la calle, en la lluvia y en el pasto... en la cuchara del café caliente, revolviendolo y chocando partículas liberando calor. Me encontré cerrando los ojos cuando mi alma estaba resignada, entregada al dolor, y abriéndolos en medio de algún sueño, casi real. Me busqué  en el amor y no me encontré amando. 
Tengo que encontrarme para dejar de buscarme,  para entenderme y comprenderme,  para aprenderme y elegirme,  para quererme...
porque si uno no se encuentra y no se quiere, si uno no se cuida y no se mantiene firme,  los que te encuentren primero van a lastimarte y así derrumbarte, y cuando ya estés en el suelo, en esa superficie tan dolorosa que uno a veces llega a tocar con todo su cuerpo... Ahí va a ser más difícil encontrarse en pedacitos y volver a armarse parte por parte.  Somos tan frágiles que nos dividimos y estamos en todas partes,  donde mires cada cosa de tu alrededor tiene algo tuyo,  mucho más que la huella de tu dedo,  mucho más que el olor de tu perfume,  mucho más que tu historia. En todas partes que te encuentres,  aunque no estés,  hay algo tuyo.

A veces es bueno buscarse para darnos cuenta que no nos estamos comprendiendo a nosotros mismos, que encontrarse es quererse,  es saberse, es sentirse.


Chari Ahumada.-

domingo, 17 de abril de 2016

1-2-3-4 no estás

Abro, cierro, abro, cierro... El mundo está igual, abro y cierro los ojos, cuento 1 2 3 4 todo está igual, vuelvo a cerrarlos.  Abro, cierro, abro, cierro...El mundo está igual, abro y cierro los ojos, cuento 1-2-3-4 todo está igual,  vuelvo a cerrarlos, los abro y el mundo está igual, el mundo no cambió, tal vez pasó solo un minuto, abro, cierro, 1-2-3-4, cierro.. Veo tu cara 1-2-3-4 abro,  veo el mundo, espantoso, real, lleno de artificios,  inmodificable, cierro 1-2-3-4 pienso tu nombre, abro miro el mundo y tu nombre en el mundo, cierro 1-2-3-4 abro desesperada y no estás. Cierro, pienso donde te fuiste, volves,  te quedas,  1-2-3-4  abro, desapareces,  te vas.  El mundo, tu cara, mis ojos,  las sábanas, mi almohada. Abro 1-2-3-4  cierro. Sonrió entre medio de mi lío,  de este lío,  esto-es-un-lío.  Desconcertante.   te pienso 1-2-3-4, 1-2... 3-4 abro, no estás,  cierro abro y no estás... Como un sueño.  No estás  como la realidad. Si estuvieras acá,  tal vez no cerraría y abriría los ojos para ver otra realidad en la que no estés,  porque esa realidad sería la que veo cuando cierro los ojos. Una  inexistente.  Cierro,  abro 1-2-3-4,  como la que veo ahora en la que no estás,  pero con los ojos abiertos.  Capaz si estuvieras acá...
Cierro,1-2-3-4 estás, abro: no estás.  Tal vez, en el sueño llegaría al número 5. Porque no haría falta repetir la acción para verte. 1-2-3-4...abro. 


Chari Ahumada.-

domingo, 10 de abril de 2016

Para justificar mi llanto

Yo ya me había dado cuenta, desde que me desperté el día estaba levantando sospechas de tormentas en mí. Capaz al mundo le gustaba contribuir a que me deprima un poquito cada tanto. Y Llovía. como mis ojos el cielo llovía.


A veces lloramos sin razones,  y a veces las razones son sólo una excusa ...  A veces llorar calma,  otras veces desespera. Lloramos de pena,  de felicidad,  de ira, de sentirnos vacíos, y tratamos de llenar eso con lágrimas.  

A veces buscamos la solución, y la solución está simplemente en el problema,  la respuesta en la pregunta y viceversa.. Hay días que queremos abrazar y no tenemos a quién,  hay otros en que estamos rodeados de gente y queremos estar solos... Porque sí, así somos... Patéticos,inconformistas, contradictorios. 


Nos equivocamos queriendo, porque sabemos que está mal pero de todas formas lo hacemos. Pero pienso que tal vez de eso se trata un poco la vida... Vinimos a tropezarnos,  a caer. A cometer errores y desesperarnos,  a correr detrás de algún sueño creyendo que no lo podremos alcanzar. Y cuando las cosas salen mal tratamos de aprender, pero no siempre aprendemos... Vinimos al mundo a  ser acomplejadamente perfectos, porque la perfección no es simplesa, lo simple es lo imperfecto, y somos tan acomplejados intentando perfeccionar que nos llenamos de defectos nosotros mismos y eso nos autentifica. 



Hay días en que la felicidad nos da respuestas de preguntas no planteadas,  y otros que la tristeza nos atrapa y nos da preguntas sin respuestas,   preguntas inventadas, preguntas imaginarias. 



No encuentro la razón de lo que me pasa hoy, quizá haya tantas que quiero juntarlas en una sola o tal vez haya tan pocas que ninguna me parece suficiente para justificar mi llanto. O quizá no existe, porque también está permitido llorar sin motivos. 



 Este escrito no tiene un final porque simplemente cuando lloramos no sabemos cuando terminamos totalmente de llorar,  porque a veces ya no estamos haciéndolo y en cualquier momento inesperado se nos escapa una lágrima  y empezamos de nuevo... 

Chari Ahumada.- 

lunes, 14 de marzo de 2016

No sabía que ponerme

Me senté a escribir sin saber que iba a escribir, sin estar inspirada, sin sentarme a escribir realmente. La verdad era que tan sólo me había sentado frente a la computadora y fueron mis dedos los que comenzaron a moverse por inercia sobre las teclas, combinando las letras y formando palabras. Traspasando mi pensar a una pantalla digital, de lo irreal a lo casi tangible, no material pero si visible.
Como si mi mente quisiera inconscientemente expresarlo todo, contarlo todo, sacar todo de ahí adentro, de ese lugar en el cual cabían tantas cosas que no podian verse y que sólo yo podía sentir.
 Me resultó siempre más lindo todo cuando lo leía a que cuando lo escuchaba, como si lo que estuviera escrito tuviera otro valor. Pienso que a las palabras se las lleva el viento, o mejor dicho el tiempo... Y que todo lo que entra por los ojos va directo al corazón. Entonces cuando leemos es más fuerte la sensación que eso nos provoca, como si las palabras se sellaran al estar encerradas en letras, como si estuviéramos plasmando eso que pensamos, atrapándolo en un papel o en una pantalla o en una pared... No sé si escribo para ustedes o para mi, simplemente escribo porque es una forma de hacer realidad lo que pienso, lo que sueño, de ver lo que no existe. Por eso hoy no sabía que ponerme y me puse a escribir, porque entre otras cosas para mi, es una forma de ser feliz. 


Chari Ahumada.- 

martes, 8 de marzo de 2016

A la mujer

De la que nació el hombre, de la que se recibió el mayor amor, con la que se pecó, con la que se soñó. Mujer es el arte que Dios creó para que el mundo valore. Cristal brillante, piedra preciosa, reliquia de la tierra, mujer hermosa. No me cabe en la cabeza el pensar que hoy a esta delicadeza se la golpea, que una mujer no es respetada, que una mujer es humillada. Divino tesoro del hombre, de quién sale el milagro de la vida, la mujer con su mirada cura heridas y el hombre debe amarla. A la mujer se la honra, se la quiere, se la mima; No sea tan desconsiderado en gritarle que esa mujer podría haber sido su madre, una mujer no debe ser tocada por manos sucias de intenciones no humanas. No la mire con ganas que en ella horror genera, Cuidela más que a cualquiera que la mujer es la más buena. Porque todo lo que ella espera es que usted solamente la proteja de este mundo inseguro en el que corre peligro cualquiera. No le hable sin respeto, no la piense sin orgullo y no la ame sin cariño verdadero, diga su nombre con valentía y no la lastime con mentiras, que la mujer es el mejor regalo que le puede dar la vida.


Chari Ahumada. - 

domingo, 28 de febrero de 2016

Laberinto

Comprendí que el tiempo pasa y no nos podemos detener a pensar dos veces lo que queremos, que siempre lo mejor es responder al instinto, que somos dueños de cada instante en que decidimos ser o no ser, seguir o parar, rendirnos o luchar. Comprendí que un "para siempre" es mucho tiempo y que todo llega cuando tiene que llegar y se va cuando ya no hace falta y simplemente sobra, aunque a veces se tiene que ir porque en realidad no alcanza. Entendí que un " te quiero" puede curar una herida abierta y un "te amo", tal vez, un corazón; que los abrazos no se piden, se dan y que estos son más lindos cuando se reciben; que las palabras no son la prueba de un sentimiento ni de una verdad y que un hecho dice más de lo que podemos escuchar; que las mentiras no sólo tienen patas cortas sino que detrás de ellas hay un par de mentiras más. Comprendí también que perdonamos cuando algo ya deja de importarnos y con ese perdón comprobamos que aquello que nos hacía mal ya no nos lastima; que los besos son más sabrosos cuando se dan con amor y que el mirar a los ojos es una forma de saber confiar. Comprendí que un amigo es aquel que te reta por tus errores, no el que los justifica, no es aquel que sólo te abraza cuando estás feliz, sino el que también te da golpecitos en la espalda cuando tus ojos desbordan de lágrimas; que cuando alguien te falla valoras más a quien nunca lo hizo, y que las decepciones son más que las buenas sorpresas. Entendí claramente que no vale la pena querer ser el mejor cuando el mejor no existe si no sos la mejor persona con los demás. Aprendí que el amor es efímero y que a medida que crecemos nos vamos poniendo más exigentes, que de nada vale amar si no lo haces con locura, entendí que cuando te sentís sólo hay más de una persona que está con vos cuando crees que no hay nadie,  y que el apoyo de una familia es el mejor regalo que te puede dar la vida. Comprendí que una sonrisa que no se puede aguantar esconde una verdad que no queremos admitir pero que está latente en nosotros. Aprendí que la distancia no desgasta un sentimiento, que los años no vienen solos y que a medida que vas creciendo te vas haciendo más fuerte o más vulnerable según tus experiencias. Entendí que la gente muchas veces no sabe ponerse en tu lugar porque simplemente tu lugar ya está ocupado por vos y entonces es un poco difícil pretender que nos comprendan. 
Entendí que las personas son rompecabezas que nunca terminamos de armar para poder ver finalmente como son con sus piezas en su lugar correspondiente, y que hay piezas que tal vez jamás llegaremos a encontrar; que tenemos tantos defectos como virtudes y que debemos aceptarnos y querernos imperfectos como somos, no se puede pretender cambiar lo que nació así ya que cada uno tiene su esencia que lo hace único. Entendí que la vida es un laberinto que nos confunde  tratando de que seamos capaces de encontrar el camino cuando nos sentimos perdidos y nos presenta obstáculos para comprobar qué tan buenos somos superándolos, que finalmente la clave del éxito está en la perseverancia de quién busca triunfar y que la felicidad no existe si no es compartida.


Chari Ahumada.-

martes, 16 de febrero de 2016

Barrilete

No había excusas para justificar ese amor que me provocaba un tipo de escándalos no tan frecuentes en mi, un quilombo que me desorganizaba todo aquello que usualmente permanecía en su lugar correspondiente, las palabras, los sentimientos, emociones, pensamientos. Estallaba de ira de amor, de dolor, de un tipo de bronca que sólo siento cuando te quiero y te odio, cuando te miro y te ignoro, cuando te deseo y te lloro. Ese amor tan contradictorio que de tristeza se alimenta, ese amor que es más fuerte que un tornado pero más débil que una hojita de cualquier planta de cualquier árbol, de cualquier flor. De esas flores con aromas impresionantemente hermosos que cuando la querés tocar te pinchan los dedos con esas espinitas que no podemos ver pero están ahí defendiendo a la flor de nosotros. Esa imposibilidad de tenerte sin que me lastime tu presencia, esa imposibilidad de ser felices, porque ni vos ni yo sabemos cómo pilotear ese barrilete que encontramos hundido en algún lugar del mundo que probablemente ya no te acuerdes, y lo arreglamos los dos para hacerlo volar otra vez en ese cielo interminable de espacio lleno de obstáculos por superar, de ese cielo que en su inmensidad cabía nuestro amor tan cobarde, lleno de dudas y miedos. 
No supiste cómo hacer para quererme como se quieren a las personas que aparecen inesperadamente en una vida desorientada y decaída, no supiste tomarme de la mano para llevarme con vos a la plaza a ver los perros de otras personas pasear al rededor de nosotros, no supiste besarme con los ojos cerrados convirtiendo una realidad en sueño, no supiste contarme tus secretos más ocultos que te hacen imperfectamente auténtico y que te obligan a cambiar constantemente.No supimos animarnos a querernos de la misma forma, no nos bastó el intentar. No me animé  a gritarte con ternura para que comprendas a mi corazón desarmado por tu culpa, no me animé a llevarte a esos lugares en donde va la gente que actúa que es feliz pero está  cargada de problemas que intenta ocultar mostrándose contenta.  No sabía cómo explicarte que me ponía nerviosa el decirte tantas cosas y que no fueras capaz de responderme una de todas esas... Comprendo que me queres lejos pero cerca, como yo que te quiero mío pero lejos, que te quiero conmigo pero me quiero sola... Me quiero libre pero abrazada, me quiero feliz pero no engañada, me quiero quieta pero alborotada,  me quiero amada pero sin "peros"... pero no puedo porque te me vas cada vez que yo intento quererte como hay que quererte a vos, con una locura adecuada no tan distante ni tan pegada, una de esas que te mueven los pies por el temblar del piso pero que podes mantenerte parado.


Chari Ahumada.

jueves, 21 de enero de 2016

Para recordar

Chocamos. Tu hombro y el mío se odiaron unos segundos. Nos pedimos perdón falsamente. Levanté la mirada y te vi: con las cejas fruncidas y tus ojos verdes que se detuvieron en los míos. Nos reímos sin saber por qué y no tuvimos más opción que charlar... Y en el fondo, los dos supimos como íbamos a terminar.
Era verano y andábamos buscándonos sin saber en realidad a quien queríamos encontrar. Y nos encontramos. Vos y yo en ese desierto de arena, en esa multitud de gente, en ese mar.
Vos y yo. Casualmente.
Estábamos a tiempo todavía de conocernos un poco más, aunque ese tiempo no nos iba a alcanzar para darnos todos los besos que nos hubieran gustado pero tal vez iban a ser más intensos, más reales, más perfectos.
Teníamos tantas cosas en común como kilómetros de distancia. Era triste pensar que existía un final sin haber todavía un principio.
Pasaban los días y no queríamos, pero no pudimos. No pudimos resistirnos a eso que había en el aire cuando estábamos cerca, a ese aire que compartíamos lleno de ganas.
Nos animamos a querernos como se quieren a esas cosas momentáneas, a esos viajes cortos que sabemos exactamente cuantos días van a durar, y cómo tenemos que disfrutar cada momento.
Nos pasábamos las tardes sentados en la arena, viendo como las olas se iban y volvían. Viendo como cambiaba todo de lugar, cómo lo nuestro cambiaría.
Vos no parabas de hablar y yo de disfrutar el sonido de tu voz en conjunto con el sonido del mar. Me enojaba pensar que tenías todo lo que me gustaba y que quizá no iba a verte nunca más. Y así llegó el día en que no seguía un mañana para nosotros dos. Nos abrazamos, y en nuestros pies, podíamos ver cómo el agua espumada que venía se iba.
Y así era este amor: con el mar, se iba.
Tenía ganas de dejar la vida quieta y poder abrazarte un poco más. Nos despedimos, nos besamos, nos quisimos a corto plazo, y mientras nos alejábamos nuestras miradas se perdían en ese espacio con la ilusión de volverse a encontrar.
Fuiste un verano para recordar.
Un amor para no olvidar.


Chari Ahumada.