Un nudo en la garganta. Una espina en el corazón. Una espada clavada en la espalda. y seguimos respirando. Seguimos vivos. Viviendo con un dolor atado en nuestras venas, enredado. Dolor que nos va rompiendo de a poquito, nos va destruyendo. Tenemos grietas.
Grietas que se abren poco a poco, que se abren hasta dejar sin nada completo en nosotros, un quilombito pendiente, una discusión sin resolver, una palabra hiriente, una decepción.. mentiras o miradas que duelen.
Todos tenemos grietas en alguna parte de nosotros. Grietas que escondemos de los ojos de los otros. Grietas que maquillamos, que tapamos, que ocultamos. Grietas chiquitas, algunas más grandes. Grietas de distintos golpes que nos dio la vida a lo largo del tiempo.
Pero que feo es que nos vean todos lastimados, todos heridos. Entonces sonreímos sin dar explicaciones, así es mas fácil.
Volcamos el dolor sobre algún oído pensando que así nos liberamos. Pero no. las grietas siguen. y somos horribles y lloramos bajo las sombras de la soledad, donde las lagrimas son transparentes, donde solo nosotros podemos ayudarnos, donde solo nosotros podemos abrazarnos, y sanarnos. lloramos hasta quedarnos sin lagrimas, tratando de vaciarnos de dolor.
Las grietas que nos dejan los golpes de la vida.. Algunos que fueron más fuertes, otros menos... Esas grietas solo se llenan con sentimientos de satisfacción. Florecemos desde las grietas. las heridas nos hacen más fuerte, y prosperamos a través del dolor.
Chari Ahumada.-
Chari Ahumada.-